Coso.

  

El Coso es una de las calles más antiguas y conocidas de Zaragoza. Tiene más de dos mil años de historia, ya que su trazado se corresponde con el «cursus», recorrido que rodeaba la muralla en época romana y del cual deriva su nombre. Ya entonces, y dada su longitud, se celebraban carreras de Cuadrigas, desde esta calle se accedía al teatro romano.

Popularmente se divide en «el Coso bajo» y «el Coso alto», el primero abarca desde el Ebro, hasta la plaza de San Miguel y el segundo, desde la citada plaza, hasta la avenida de Cesar Augusto.

A lo largo de su kilómetro de longitud, podemos encontrar edificios emblemáticos como el Palacio de los Condes de Luna, actual sede del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, el Palacio de los Condes de Sástago, hoy sala de exposiciones, el Casino Mercantil, el Palacio de la Diputación de Zaragoza, el tan cercano a nosotros monumento a los mártires de la Fe y de la patria, el edificio del Banco de España, el Teatro Principal, el Real Seminario de San Carlos, y trozos de la muralla romana, ya en la parte más cercana al río, donde se encontraba una de las 12 puertas de la ciudad, la puerta del Sol.

Con más de dos mil años de historia, el Coso ha visto pasar: Romanos, Visigodos, Judíos, Musulmanes y Cristianos. A lo largo de los años ha sufrido los diversos avatares que la historia le ha ido procurando; en sus cercanías, y saliendo por otra de las puertas de la ciudad, la de Cinegia, sufrieron martirio los cristianos perseguidos por el prefecto imperial Daciano, en época del emperador Diocleciano, en los albores del siglo IV de nuestro Señor. Al ser la calle que rodeaba la ciudad, en ella se realizaban antiguamente corridas de toros, justas, torneos y carreras de caballos, así como las recepciones de los personajes importantes que visitaban la ciudad.

La guerra de la Independencia infringirá en esta calle, como lo hizo en toda la ciudad, una herida duradera y profunda. Desaparecerán edificios claves en la vida de la ciudad, como eran el Hospital de Nuestra Señora de Gracia, el Convento de San francisco y la Cruz del Coso. De estos dos últimos destacar, por su especial significación para nosotros, dos detalles claves. El primero de ellos que en el citado convento de San Francisco (sito en la actual plaza de España), se encontraban depositados los pasos de la Sangre de Cristo, y de sus ruinas, en 1809, pocos días antes de la capitulación (que no rendición) de la ciudad, será rescatado por la heroína María Blánquez y un grupo anónimo de hombres, el Cristo de la Cama. El segundo de los detalles a destacar, que en el sitio que ocupa hoy el Monumento a los Mártires de la Fe y de la Patria, se encontraba la gran Cruz del Coso, un suntuoso templete, con una gran Cruz de piedra en su interior, hasta que los cañones franceses, más por dañar la moral de los zaragozanos que por estrategia militar, lograron derribarlo antes de levantar el primer sitio de la ciudad. Aquello supuso, no sólo la desaparición del monumento originario, sino también la perdida de la costumbre por la que los zaragozanos, al pasar cerca de él, se santiguaban, en señal de respeto por la Cruz y por el recuerdo que de los mártires de la Fe, allí se representaba.

Javier Barco

 
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