Costalero.

             

Ha llegado mi gran Día.

Voy a pasear al Señor por las calles de Zaragoza.

El Cristo del Amor Fraterno andará mecido por treinta costaleros.

Faltan unos minutos para salir por la puerta de la Iglesia

y le digo a mi compañero que me faje bien:

“Aprieta la faja con todas tus fuerzas,

porque hoy voy a meter bien los riñones”

-le digo-

Dentro de la Iglesia huele a incienso, casi te hace llorar,

Hace mucho calor y el sudor recorre nuestras frentes apretadas por el costal.

Nos metemos bajo el paso y a la voz de

“¡¡Silencio!!”

del capataz empiezo a temblar.

Quedan seis horas de procesión y no tenemos relevos.  

La salida, los aplausos, la música,

el murmullo de la gente... todo me da igual.

Sólo espero la primera “levantá”.

“¡Al Cielo con El!”

¡Va por ti hija mía! ¡Va por ti madre!

Quiero que mi Cristo se eleve hacia vosotras.

Quiero que os acaricie, os bese, os toque...

y luego, cuando baje, cuando caiga sobre mi cuello

pueda oler vuestro aroma y recordar cuánto os amaba.

Le preguntaré cómo estáis, aunque Él no me lo dirá.

Esperadme, algún día os volveré a abrazar.

La Procesión sigue, el Paso cae otra vez

y me arrodillo con las manos en la trabajadera.

Me clavo una astilla y me duele,

entonces me imagino el sufrimiento de nuestro Señor Crucificado.

Sigo con los ojos cerrados y van pasando las horas.

Trabajo cada vez más cansado,

las calles se hacen cuesta arriba

y mis compañeros se van animando entre ellos.

Yo estoy con vosotras, con mi dolor,

sabéis que os quise cambiar el puesto.

Yo allá, vosotras aquí, pero no pudo ser

y por eso seguiré haciendo Penitencia.

La Procesión acaba, los zancos se arrastran por el suelo

y el Señor entra en el Colegio Notarial.

Se acabó, no puedo más, es una lástima que no haya muerto.

Seguiré paseando al Señor, desde mi cuello hasta que tenga fuerzas.

Un Costalero del paso del Cristo del Amor Fraterno

Cofradía de la Institución de la Sagrada Eucaristía

 
Correo
Asignación
Instagram